Para los que vivimos en la costa el pulpo asado es un manjar
exquisito, solo su olor embriaga a aquel que lo percibe y te pone en alerta los
cinco sentidos, la boca se hace agua y lo primero que pensamos es la suerte que
tienen aquellos que se lo van a comer.
Pues bien aquí esta mi receta: una vez hemos comprado el
pulpo y lo tenemos en casa tenemos que lavarlo bien, quitarle las vísceras y
darle una buena paliza (así como suena) con la misma maza del mortero lo apaleamos
para romperles las fibras, después lo introducimos en una bolsa de plástico,
metemos en el congelador y dejamos al menos 24 horas congelado (también ayuda a
romper fibras) todo esto lo hacemos para que cuando lo cocinemos este mas
tierno, pues si lo preparamos tal cual saldrá durísimo. Cuando decidamos hacer
una parrilla de pulpo sacamos el pulpo dos días antes del congelador, lo
metemos en una cubeta de plástico y lo dejamos ahí los dos días, normalmente olerá
como a podrido, no importa, no tiene sangre y no pasa nada y si lo dejamos tres
días mejor que mejor. A la hora de cocinarlo (asado) preparamos la parrilla o
barbacoa con carbón vegetal y dejamos que se haga brasas, lavamos el pulpo y
cortamos las patas, las ponemos en la parrilla en la parte mas alta de la
barbacoa para que se cocine poco a poco y no quede crudo por dentro, vamos
dando la vuelta de vez en cuando, una vez dorado y asado ponemos en la tabla de
cortar y lo hacemos finas rodajas, aderezamos con sal gruesa y un poco de limón
(esto es ya al gusto)
Con la cabeza podemos hacer un exquisito pulpo a la
marinera, unos garbanzos con pulpo o un arroz con pulpo, hay muchas recetas
pero lo importante es no desprendernos de la cabeza que esta buenísima y mas
tierna que las patas.
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